Autor I Director
En el pueblo se dormía la siesta. Yo prefería leer. Eso me calmaba. Cuando con la lectura no me bastó, empecé a escribir mis propias historias.
No sé muy bien por qué pero a mis diez años me mandaron a Quilmes, a la casa de mis abuelos. Estuve unos meses ahí. Mi abuela Elsa descubrió mi pasión por la escritura y cada tarde me sentaba frente a la máquina de escribir de mi abuelo Purre a que tecleara sin cesar. Eso me cansaba y me hacía feliz. Los cuentos que escribí en esos meses mi abuela los guardó en una carpeta que con el tiempo se perdió.
A los veintiocho años volví a escribir con la voracidad con la que lo hacía de niño. Cambié los cuentos por las obras teatrales y desde ese momento he escrito (y dirigido) una quincena de espectáculos.
AUTOR I DIRECTOR I ACTOR
Iba a ser Químico. Era lógico: mucha afinidad con las ciencias duras y una familia materna muy del trabajo intelectual. Todo marchaba en calma hasta que estrené Antígona Vélez y ahí la existencia se puso de cabeza y empecé a dudar: ¿quería una vida dentro de un laboratorio o sobre el escenario? El teatro ganó. El teatro siempre gana, al menos en mis elecciones. Abandoné las pipetas y los mecheros, armé la valija y me vine a la Capital a hacer el ingreso a la EMAD.
Hace ya veintiún años de ese momento.
Con el tiempo incursioné en cine, tv, hice mucha publicidad para pagar el alquiler, pero el teatro siempre será el ámbito mas querido.